5:1 Aconteció que, mientras las multitudes se agolpaban sobre él y escuchaban la palabra de Dios, Jesús estaba de pie junto al lago de Genesaret,
5:2 y vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían salido de ellas y estaban lavando sus redes.
5:3 Al entrar él en una de las barcas, la cual pertenecía a Simón, pidió a éste que la apartase de tierra un poco. Luego se sentó y enseñaba a las multitudes desde la barca.
5:4 Cuando acabó de hablarles, dijo a Simón: --Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
5:5 Simón le respondió y dijo: --Maestro, toda la noche hemos trabajado duro y no hemos pescado nada. Pero por tu palabra echaré la red.
5:6 Cuando lo hicieron, atraparon una gran cantidad de peces, y sus redes se rompían.
5:7 Hicieron señas a sus compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles. Ellos vinieron y llenaron ambas barcas, de manera que se hundían.
5:8 Y Simón Pedro, al verlo, cayó de rodillas ante Jesús exclamando: --¡Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador!
5:9 Por la pesca que habían logrado, el temor se apoderó de Pedro y de todos los que estaban con él,
5:10 y de igual manera de Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, que eran socios de Simón. Entonces Jesús dijo a Simón: --No temas; de aquí en adelante estarás pescando hombres.
5:11 Después de sacar las barcas a tierra, lo dejaron todo y le siguieron.
5:12 Aconteció que, estando Jesús en una de las ciudades, he aquí había un hombre lleno de lepra. Él vio a Jesús, y postrándose sobre su rostro, le rogó diciendo: --Señor, si quieres, puedes limpiarme.
5:13 Entonces extendió la mano y le tocó diciendo: --Quiero. ¡Sé limpio! Al instante la lepra desapareció de él.
5:14 Y Jesús le mandó que no se lo dijera a nadie; más bien, le dijo: --Ve y muéstrate al sacerdote y da por tu purificación la ofrenda que mandó Moisés, para testimonio a ellos.
5:15 Sin embargo, su fama se extendía cada vez más, y se juntaban a él muchas multitudes para oírle y para ser sanadas de sus enfermedades.
5:16 Pero él se apartaba a los lugares desiertos y oraba.
5:17 Y aconteció en uno de esos días que Jesús estaba enseñando, y estaban sentados allí unos fariseos y maestros de la ley que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén. El poder del Señor estaba con él para sanar.
5:18 Y he aquí, unos hombres traían sobre una camilla a un hombre que era paralítico, y procuraban llevarlo adentro y ponerlo delante de Jesús.
5:19 Al no encontrar cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima de la casa y juntamente con la camilla, le bajaron por el tejado en medio, delante de Jesús.
5:20 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo: --Hombre, tus pecados te son perdonados.
5:21 Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a razonar diciendo: --¿Quién es éste, que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios?
5:22 Pero Jesús, dándose cuenta de los razonamientos de ellos, respondió y les dijo: --¿Qué razonáis en vuestros corazones?
5:23 ¿Qué es más fácil? ¿Decir: "Tus pecados te son perdonados", o decir: "Levántate y anda"?
5:24 Pero para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados, --dijo al paralítico--: A ti te digo: ¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!
5:25 De inmediato se levantó en presencia de ellos, tomó la camilla en que estaba recostado y se fue a su casa glorificando a Dios.
5:26 El asombro se apoderó de todos, y glorificaban a Dios. Fueron llenos de temor y decían: --¡Hoy hemos visto maravillas!
5:27 Después de esto, Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, sentado en el lugar de los tributos públicos. Y le dijo: --¡Sígueme!
5:28 Él, dejándolo todo, se levantó y le siguió.
5:29 Entonces Leví le hizo un gran banquete en su casa, y había un gran número de publicanos y otros que estaban a la mesa con ellos.
5:30 Los fariseos y sus escribas murmuraban contra los discípulos de él, diciendo: --¿Por qué coméis y bebéis con los publicanos y pecadores?
5:31 Respondiendo Jesús les dijo: --Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos.
5:32 No he venido a llamar a justos, sino a pecadores al arrepentimiento.
5:33 Entonces ellos le dijeron: --Los discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.
5:34 Jesús les dijo: --¿Acaso podéis hacer que los que están de bodas ayunen mientras el novio está con ellos?
5:35 Pero vendrán días cuando el novio les será quitado. Entonces, en aquellos días ayunarán.
5:36 Les decía también una parábola: --Nadie corta un parche de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. De otra manera, el vestido nuevo se rompe, y el parche tomado del nuevo no armoniza con lo viejo.
5:37 Ni nadie echa vino nuevo en odres viejos. De otra manera, el vino nuevo romperá los odres; el vino se derramará, y los odres se perderán.
5:38 Pero el vino nuevo debe ser echado en odres nuevos.
5:39 Y ninguno que bebe lo añejo quiere el nuevo, porque dice: "Lo añejo es lo mejor."
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